A Obama
José Eduardo O'HIGGINS nació en la pequeña, aunque hermosa población
de Runten, provincia de Salvamorro, en el Paraguay Oriental.
Hijo de un minero y una telefonista, sus padres eran tan étnicamente
limpios que en Runten, provincia de Salvamorro, en el Paraguay Oriental,
les llamaban, cariñosamente, los puros.
Más de una vez su madre, en un alarde de loca picardía femenina, se había
lanzado a dar consejos, sobre higiene, a los vecinos y curiosos de Runten,
provincia de Salvamorro, en el Paraguay Oriental.
Su padre, Carlos María Pablo Swartz O'Higgins, era conocido en su
profesión como "el topo", por las siestas que se echaba en la mina,
cuando, amparado en la oscuridad de las galerías, apagaba la luz de
carburo, se tiznaba de carbón y fingía ser una piedra.
Murió cuando un minero le confundió con una veta de lignito y lo convirtió
en 27 sacos de carbón para barbacoa.
Su madre aceptó con resignación la pérdida de su marido y aprovechó la
ocasión para cambiar el papel del pasillo.
José Eduardo O'HIGGINS, vecino de Runten, provincia de Salvamorro, en el
Paraguay Oriental, era un alma grande y le llamaban el "Mahatma
paraguayo". Ya a los 7 años de edad dio a la caridad una bolsa de trozos
de soldaditos de plástico, diez chicles mascados y el sujetador de su
madre.
Del sujetador nunca más se supo pero, meses después, José Eduardo
O'HIGGINS, vecino de Runten, provincia de Salvamorro, en el Paraguay
Oriental, se hizo militar, después general, más tarde presidente, luego
dictador, poco después monarca y ahora emperador y santo patrono, hijo
predilecto de Runten, provincia de Salvamorro, en el jodido Paraguay
oriental.
Está a punto de convertirse en Dios, el dios más joven de Runten,
Paraguay.
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